Un hombre de 34 años y su pequeña hija de 7, oriundos de Ciudad de la Costa (Canelones), perdieron la vida tras protagonizar un violento siniestro de tránsito pasadas las 8 de la víspera a la altura del kilómetro 394,800 de la ruta 3, a unos ochocientos metros al norte del puente sobre el río Queguay.
La curva donde ocurrió la tragedia es una de los cinco más peligrosas que tiene la ruta 3, ya que es cerrada y en medio de la misma se obliga a cambiar la trayectoria. Además está elevada varios metros sobre el terreno. Si bien la causa del siniestro no se conoce por el momento, no se descarta la combinación entre alta velocidad, poca visibilidad debido a la niebla y desconocimiento de la curva.
En tanto, según publicó el diario El Telégrafo, Ángel Leiva Segovia, conductor habilitado del automóvil Chevrolet Corsa classic, matrícula de Montevideo SBO 3006, se desplazaba por ruta 3 en dirección al norte. Lo hacía llevando como acompañante a Nicolás Rodríguez Acosta, de 34. En el asiento trasero viajaban sus respectivas esposas, María Rosana Silva Bochariov (32) y Sonia Patricia Bochariov (28); y la hija de ambos matrimonios, Agustina Nicole Leiva Silva (6) y Carolina Angela Rodríguez Bochariov (7). La familia había partido desde la zona de El Pinar, Canelones, y llevaba como destino la ciudad de Salto, donde disfrutarían de las vacaciones de invierno.
Por causas a establecerse, el conductor tomó la curva, perdió el dominio del rodado, despistó y terminó chocando contra un árbol ubicado sobre la margen oeste de la ruta, a unos 50 metros de la faja pavimentada. El impacto, que debido al estado en que quedó el rodado puede apreciarse violento, causó severas lesiones en sus ocupantes, tres de los cuales debieron ser rescatados por bomberos.
Al arribar, efectivos de policía y particulares lograron sacar a las mujeres que viajaban en la parte trasera. Asimismo, la pequeña Carolina Angela se encontraba con escasos signos vitales debido a las heridas sufridas en la cabeza y lamentablemente, pese a los esfuerzos realizados, falleció a minutos de pretender trasladarla al hospital Escuela del Litoral.
Por su parte, bomberos, utilizando herramientas hidráulicas de rescate y la conocida como “la mandíbula de la vida”, extrajo de entre los hierros retorcidos al conductor que exhibía posible fractura de clavícula y, en un trabajo de precisión, tras cortar la puerta y parte del techo, pudieron sacar a Rodríguez Acosta, el papá de la niña fallecida, que presentaba heridas graves.
Fue acondicionado sobre una tabla de alzado y estabilizado por personal médico pero, cuando se disponían a trasladarlo, sufrió un paro cardiorrespiratorio y, pese a aplicársele las técnicas de resucitación pertinentes, no se pudo mantenerlo con vida. Los demás ocupantes presentaron lesiones leves y la menor de seis años fue diagnosticada “politraumatizada”.
En el lugar del hecho trabajó personal de la Comisaría Sexta de Policía, Dirección Nacional de Tránsito, Bomberos y ambulancias privadas. Una vez puesto en conocimiento de la órbita judicial, se hizo presente la doctora Elsa Montín acompañada por un fiscal. Integrantes del departamento de Policía Científica se encargaron del relevamiento fotográfico y planimétrico.
Fuente: El Telégrafo
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