El pasado miércoles 29 de noviembre inauguraron en el Centro Cultural Pareja una exposición del talentoso pintor Javier Velázquez Pérez. La creación plástica del artista pedrense durante los últimos seis años se expone a través de pinturas y construcciones que expresan sus “nuevos impulsos de juventud”, según nos confesó.
El Centro Cultural Pareja recibió ese día numeroso público, que valoró la combinación de sentidos, emociones y pensamientos que expresa Velázquez con sus líneas, colores y texturas. Pese a sus casi 80 años Velázquez se encuentra más vital y vigente que nunca. Se notaba su emoción por el reconocimiento de quienes concurrieron ese día y agradeció a cada uno de los presentes.
“Javier Velázquez, en apariencia solitario, lleva el universo en su corazón. Este se abre en sus desvelos que lo urgen a dibujar, esbozar, colorear febrilmente, y en sus creaciones, múltiples microcosmos se manifiestan en racimos diversos, donde cada uno cuenta una historia dentro de otra y otra”, escribió en el prólogo de presentación la profesora de Filosofía Martha Nalerio.
JAVIER VELÁZQUEZ
“En un momento bravo me reencontré con la inspiración”
Actualidad dialogó con el artista, quien comenzó explicando cómo retomó la pintura. “En el Centro Cultural Pareja estamos exponiendo los últimos cinco o seis años de mi trabajo. Casualmente me encontré con algo totalmente nuevo, no fue fruto de circunstancias favorables sino que atravesaba un momento muy bravo. Sin embargo, y paradójicamente, se despertó algo dentro de mí que está conectado con mi niñez. Las cosas que estoy haciendo, sobre todo las maderas y esculturas que las llamo construcciones, que fueron realizadas con desechos que tenía tirados. Inclusive con trapos y cartón corrugado que limpiaba los pinceles. Esos eran los únicos materiales que tenía disponible, debido a la miseria descomunal que estaba pasando por esos momentos. Pero en vez de cerrarse la mente, se despertó toda esa iniciativa, todo ese impulso llevado hacia mi niñez”.
“La verdad fue un momento mágico. Parecía un niño que estaba abriendo los regalos en reyes. Te hablo de esa fase de mi niñez porque a mis cinco años utilizaba en Canelón Chico el pan casero de mi abuela, donde formaba figuras y cuadrados. Además de los dibujos, donde la verdad es increíble. Pero lo más raro es que por lo general a mi edad de casi 80 años se acaba la creatividad, sin embargo para mí es un empezar de nuevo y estoy con una fuerza bárbara. Tengo a la familia loca de la vida y la ciudad de Las Piedras me apoya enormemente”.
Velázquez afirma que “jamás me sentí importante. Cuando me dicen artista, la verdad reniego de eso. Tengo una frase que utilizo mucho: 'me olvido de firmar los cuadros porque en mi base teórica no soy el autor, solo tomo las cosas y las hago por inspiración'. No invento de la nada, recreo las cosas. La obra existe cuando la aprecia la gente, si hay respuesta existe, sino no hay obra”.
Con más de 50 años de trabajo artístico relevante, señaló que su cuna de inspiración fue “la Escuela de Bellas Artes, realmente para mí fue muy importante. Pero lo decisivo fue tener de profesor a Vicente Martín, un misterio que la vida me regaló. Justamente fue Pareja el que me aconsejó que fuera con Martín y me cambió la vida. Tuve la fortuna de ser el encargado del archivo y pude ver las exposiciones que venían de Francia. Pude observar el trabajo de los mejores y sin ir a Europa. Otra etapa muy importante en mi vida artística, fueron las exposiciones por mucho tiempo en la galería Bruzzone. La verdad que mi vida ha sido un milagro”, concluyó Velázquez.
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