Los argentinos vibraron este miércoles al ritmo de la selección de Lionel Messi que, pese a errar un penal "le pintó la cara" al impotente equipo de Robert Lewandowski, según hinchas que se enloquecieron con los dos goles de la Albiceleste y celebraron el pase a octavos de final del Mundial-2022.
"Que de la mano de Leo Messi, toda la vuelta vamos a dar", cantaban en un bar del barrio de Palermo, muchos listos para partir apenas sellado el 2-0 a Polonia, hacia el Obelisco, epicentro capitalino de todas las celebraciones futboleras.
"OoooH, Ayayay", se escuchaba en cada jugada que se acercaba al arco polaco, entre los que miraban el partido en un bar del barrio de Palermo, entusiastas porque Argentina atacaba y tenía la pelota, mientras se redoblaba la venta de cervezas. Algunos celebraban antes de tiempo y la pelota no entraba.
A los 37 minutos, el penal a Messi se gritó como un gol. La atajada del arquero polaco se sufrió y hubo insultos. La inquietud crecía hasta que Alexis Mac Allister abrió el marcador apenas iniciado el segundo tiempo con un tiro que pareció ingresar al arco en cámara lenta. Se desató el desahogo. Luego el alivio se sellí con el segundo de Julián Álvarez a los 67.
"Vi que Messi y Lewandowsky se respetaban dentro de la cancha pero Messi pudo hacer su magia, esa que tiene escondida. En una o dos jugadas se veía que le podía pintar la cara tranquilamente. Argentina pudo manejar el partido a su manera y ellos cero remate al arco", declaró a la AFP Pablo Petroncini, uno de los 20.000 que eligieron seguir el duelo en una pantalla gigante en la Plaza Seeber de Buenos Aires.
En la capital argentina, la jornada laboral llegó a su fin antes de tiempo, bastante antes de las 16H00 locales (19H00 GMT), la hora del partido. Miles de autos se atascaron en las salidas del centro de la ciudad, había largas colas en las paradas de autobuses: todos se iban a ver el partido que definiría el pase a octavos de final del Grupo C del Mundial de Catar.
Con el pitazo inicial casi nadie quedaba en la calle, solo algunos rezagados. Marcelo Páez, de 32, que trabaja lejos de su casa y optó por quedarse en un bar cercano para no perderse un minuto del juego, contó, enojado porque "es el segundo penal que erra Messi en un Mundial".
Luego vendría el alivio y la fiesta. Grupos de personas con sus camisetas albicelestes en cada esquina de la ciudad, las banderas desplegadas, cornetas y bocinas.
El desquite futbolístico
"Tenemos el equipo más grande del mundo. Tenemos que ganar sí o sí esta copa, es nuestra. Fue sensacional el partido no podía creer el equipazo que tenemos esos jugadores del medio campo como Enzo Fernández, Mac Allister y Álvarez, son una bestias", se entusiasmó Rodrigo Martínez, un repartidor de comida de 26 años que se apuró en llegar al Obelisco a celebrar.
Para Martínez, los defensores argentinos Nicolás Ottamendi y Cristian 'Cuti' Romero "no le dejaron hacer nada a ese Lewandowsky. Le dieron una paliza a Polonia, lástima que Messi no pudo hacer sus tres o cuatro goles que pudo haber hecho".
"Tengo una euforia, una alegría inmensa. Gracias a Diego (Maradona) que siempre nos apoya en todo eso lo que es el fútbol que es nuestra pasión. El país económicamente se nos viene abajo pero nosotros nos desquitamos con lo futbolístico y nos emocionamos de esta manera", sentenció.
Eli Ferreira, una uruguaya de 40 años, se confundió entre los albicelestes: "Me siento muy bien y estoy muy feliz por Argentina. Ojalá Messi pueda levantar la copa. Lo vi mejor a Messi, a Polonia le faltó empuje".
En el Obelisco con su camiseta albiceleste, Víctor Hugo Alcaraz, otro hincha de 56 años, defendió la actuación de Messi. "Viene muy enchufado y llevando el equipo adelante y surgieron jugadores muy desequilibrantes. Polonia no hizo nada, no se movieron, nos llegaron dos veces al arco".
Buenos Aires, Argentina | AFP |