De regreso al estadio La Bombonera, donde celebró hace 32 años su primer título como entrenador, Marcelo Bielsa se fue en la noche del jueves de la cancha de Boca, en Buenos Aires, con una resonante victoria de su selección de Uruguay como visitante ante la Argentina por la clasificatoria sudamericana.
"No fue un partido que se definió por aspectos tácticos. Nosotros defendimos mucho y bastante bien, y a partir de la recuperación de la pelota pudimos elaborar algunos momentos de buen fútbol como para crear situaciones suficientes para convertir", fue la explicación de Bielsa tras una victoria que deja a la Celeste en el segundo escalón de la tabla.
"En este tipo de partidos tan friccionados y disputados, conseguir goles hace que el juego se desequilibre en favor del equipo que los convierte, y entonces el trámite se vuelve más accesible", amplió.
Luego contó que "les agradecí mucho a los jugadores el triunfo que consiguieron y valoré mucho el esfuerzo que hicieron, de algún modo se ganó legítimamente. Estos son partidos muy difíciles de ganar".
En cuanto a la trascendencia del triunfo logrado sobre la Albiceleste, Bielsa, con pasado como conductor argentino, consideró que "Argentina es un campeón del mundo inolvidable, pero ganarle al campeón del mundo no otorga nada de lo conseguido por el oponente. Casi siempre se exageran ese tipo de valoraciones".
Al margen de toda la euforia que pudiera desatar el gran arranque de Uruguay en la ruta hacia el Mundial 2026, el DT expresó que "el próximo partido siempre va borrando los efectos del anterior. Se renueva la exigencia y la demanda de triunfos", y agregó que "se trata de respetar los tiempos de la competencia y de ir sumando actuaciones que consoliden un estilo".
Medido en sus formas, Bielsa se abrazó antes del encuentro con Pablo Aimar, integrante del cuerpo técnico argentino y a quien tuvo como jugador en el seleccionado albiceleste, y luego no festejó los goles de la selección celeste.
Buenos Aires, Argentina | AFP |