Washington, Estados Unidos | AFP |
El Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo el martes que hizo "avances" con Argentina para estabilizar su economía ante la renovada volatilidad financiera, pero el diálogo para acelerar el desembolso de los préstamos ya otorgados proseguirá el miércoles.
La directora gerente del FMI, Christine Lagarde, se reunió en Washington con el ministro argentino de Hacienda, Nicolás Dujovne, y el vicepresidente del Banco Central de Argentina, Gustavo Cañonero, para renegociar las condiciones del acuerdo por 50.000 millones de dólares a tres años que Buenos Aires tiene con la entidad.
"Hemos hecho avances durante nuestra reunión y trabajaremos juntos para fortalecer aún más el programa de las autoridades argentinas respaldado por el FMI. Nuestro diálogo continuará ahora a nivel técnico", dijo Lagarde.
"Nuestro objetivo común es llegar a una conclusión rápida para presentar una propuesta al directorio ejecutivo del FMI", subrayó.
El FMI aprobó en junio un acuerdo stand-by con Argentina a tres años por 50.000 millones de dólares, del cual ya recibió 15.000 millones, en medio de una corrida cambiaria que comenzó en abril y se agravó en los últimos días, atizada por el impacto de la crisis de Turquía en las monedas de países emergentes.
Dujovne declinó especificar el monto que el gobierno de Macri pretende recibir próximamente.
"No podemos dar cifras en este momento", dijo a periodistas.
"De ninguna manera podemos dar cifras en este momento cuando estamos en plena discusión con las autoridades", apuntó.
La incertidumbre en torno a la economía argentina agitaba las transacciones en las bolsas y ha penalizado fuertemente a la moneda local, el peso, que en lo que va de 2018 ha perdido más del 50% de su valor frente al dólar.
Este martes el índice Merval de la Bolsa de Buenos Aires cerró con una caída de 4,10% y el peso cedió 1,88% a 39,79 por dólar.
Al frenesí cambiario se sumó la incertidumbre de los argentinos atenazados por una inflación de casi 20% a julio y que podría alcanzar 40% en el año.
El derrumbe del peso lastró con dureza a Argentina, cuyo riesgo país se encaramó en 800 puntos, ocupando el segundo peor puesto de la región, sólo por detrás de Venezuela.