Caracas, Venezuela | AFP | por Alexander Martínez
El presidente Nicolás Maduro y la Fuerza Armada se declararon este jueves en ofensiva contra los "golpistas", tras un alzamiento militar que según el opositor Leopoldo López no fracasó sino que inició el quiebre de la "dictadura".
Maduro dio señales de una mayor radicalización durante un acto en Caracas con la cúpula castrense y unos 4.500 soldados, transmitido en cadena obligatoria de radio y televisión.
"Sí, estamos en un combate, máxima moral en ese combate para desarmar a cualquier traidor, a cualquier golpista", dijo Maduro en la madrugada en Fuerte Tiuna, principal complejo militar del país.
Repitiendo la consigna "leales siempre, traidores nunca", pidió a los militares no vacilar a la hora de desarmar conspiraciones opositoras y de Estados Unidos.
"Todos los días vamos a estar en marcha militar", dijo más tarde, al tiempo que se confirmaba que cuatro opositores murieron en protestas ocurridas el martes y el miércoles.
Sus llamados llegan tras el alzamiento el martes de un reducido grupo de militares bajo el liderazgo de López y Juan Guaidó, reconocido como mandatario interino de Venezuela por más de 50 países.
Armados y con vehículos blindados, los efectivos se apostaron frente a una base aérea de Caracas junto a Guaidó, quien pidió a la Fuerza Armada apoyar la sublevación.
Pero la cúpula militar ratificó su adhesión a Maduro y 25 rebeldes pidieron asilo en la embajada de Brasil. López, liberado por ellos de su prisión domiciliaria, se refugió en la residencia del embajador español.
"Ha llegado la hora de combatir", remarcó Maduro, quien se aferra al poder con el apoyo además de China y Rusia, y está confrontado a la peor crisis socioeconómica de la Venezuela moderna.
"El quiebre ha comenzado"
Aunque el mandatario reivindica la derrota de la "escaramuza golpista", López aseguró este jueves que el alzamiento "es parte de un proceso, una grieta" que crecerá y terminará "rompiendo el dique".
"El quiebre ha comenzado", aseveró en la legación española, en su primera rueda de prensa tras cinco años preso.
Condenado a casi 14 años de cárcel acusado de incitar a la violencia en protestas que dejaron 43 muertos en 2014, López retomó así la beligerancia que lo convirtió en figura emblemática de la oposición.
"Van a venir más movimientos en el sector militar", auguró el político de 48 años, confiando en que sean semanas para (que se produzca) el cese de la usurpación", como los opositores se refieren a la salida de Maduro.
Horas antes la justicia, acusada de estar bajo control del gobierno, ordenó la recaptura de López, pero España, que reconoce a Guaidó, descartó entregarlo.
La suprema corte también autorizó enjuiciar al diputado opositor Édgar Zambrano por la insurrección.
Lealtad e insultos
En contraposición al optimismo de López, el alto mando reafirmó su compromiso con Maduro y arremetió contra Guaidó y López.
"Venimos a ratificar nuestra lealtad (...) al mando supremo de la Fuerza Armada que es el único presidente, el presidente Nicolás Maduro", dijo el ministro de Defensa, general Vladimir Padrino.
Padrino, a quien Washington ha ofrecido levantar sanciones para que rompa con Maduro y le dio un ultimátum, denunció que pretenden comprar a los uniformados como si fuesen "mercenarios", y rechazó los intentos para quebrar a los militares, ampliamente empoderados por Maduro.
"Pareciera que fuera un juego de niños", sostuvo.
Los más duros términos vinieron del comandante estratégico operacional, almirante Remigio Ceballos, quien tildó a Guaidó de "vagabundo" e "idiota".
"No nos dejamos mandar por nadie que no sea nuestra línea de mando fundamental y mucho menos un idiota que se hace pasar por presidente", lanzó en tono enérgico.
"Represión"
El miércoles, en el marco de concentraciones de miles de opositores, Guaidó previó que tras la insurrección "el régimen va a tratar de acentuar la represión" y perseguirlo. Insistió en que seguirá en las calles e impulsará una "huelga general".
Según Amnistía Internacional, disturbios ocurridos durante las movilizaciones dejaron además 200 heridos y 205 detenidos entre el martes y el miércoles. La situación este jueves era de calma.
Tras marginarse el miércoles de la principal concentración que había convocado en Caracas, el opositor no aparecía en público este jueves, aunque en un comunicado condenó la muerte de los manifestantes.
La oficialista Asamblea Constituyente ya lo despojó de su inmunidad parlamentaria y autorizó enjuiciarlo por "usurpar" funciones de Maduro, pero la Casa Blanca advierte que detenerlo sería el "último error de la dictadura".
El presidente estadounidense, Donald Trump, que advierte continuamente que "una acción militar es posible" en Venezuela, exigió este jueves el fin de la "represión brutal" en Venezuela.
Por su parte, Caracas conminó a Washington a "proteger" la embajada venezolana, tras un altercado entre opositores y activistas de izquierda que ocupan la sede, clausurada tras la ruptura de relaciones por el apoyo de Trump a Guaidó.
En tanto, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, discutirá la próxima semana con su homólogo ruso, Sergei Lavrov, la situación del país petrolero, que genera tensiones entre los dos países.