Saturday, 21 December 2024

Brasilia, Brasil | AFP | por Damian Wroclavsky

Dilma Rousseff fue destituida de la presidencia de Brasil, tras un fallo histórico en el Senado brasileño que pone un dramático fin a 13 años de gobiernos de izquierda en el gigante sudamericano.

"Una mayoría de 61 senadores se pronunciaron en favor del sí", señaló el presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lewandowski, a cargo de supervisar el juicio político contra Rousseff.

Bastante más de los 54 votos (dos tercios de los 81 senadores) que se necesitaban para que Rousseff fuera condenada. Sin embargo, el Senado rechazó en una segunda votación la propuesta de que la ex guerrillera, de 68 años, quedara inhabilitada para ejercer cargos públicos.

El voto cierra una sangría política que desde hace nueve meses mantiene en vilo a la mayor economía de América Latina, en vías a su peor pérdida de riqueza en 80 años y que tiene a los principales partidos embarrados en causas de corrupción.

Y es un final trágico para la primera mujer que llegó a la presidencia de Brasil, suspendida en mayo tras ser acusada de violar las normas fiscales de Brasil. Será el hasta ahora presidente interino Michel Temer (PMDB, de centro-derecha), de 75 años, quien asumirá la presidencia por lo que resta de periodo hasta 2018.

Temer se juramentará en un acto ante el Senado a las 16H00 hora locales (19H00 GMT), antes de viajar a China para la cumbre del G20 de este fin de semana.

"Este proceso es una farsa, farsa, farsa", disparó el senador Linderbergh Farias, del PT. "¡Canallas, canallas, canallas!", señaló este miércoles en un encendido discurso.

"Canallas son aquellos que llevaron a Brasil a una situación crítica, en el terreno económico y social", respondió Ronaldo Caiado, del Partido Demócrata.

Corrupción endémica

Lejos quedaron los días del milagro socio-económico que inició el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), padrino político de Rousseff, que sacó a 29 millones de personas de la pobreza y al país del mapa de hambre de la ONU.

La crisis económico-política se entrelazó con un escandaloso fraude que drenó más de 2.000 millones de dólares de la estatal Petrobras.

Aunque salpica a todas las fuerzas políticas, el escándalo conocido como Lava Jato terminó por cercar al gobierno. Y también empañó la imagen del político mejor valorado por los brasileños, el expresidente Lula, en la mira por obstrucción de la justicia y corrupción.

Brasil aparece en el puesto 76 del Indice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional, sobre un total de 168 países. De hecho, más de la mitad de los 81 senadores que juzgó a Rousseff están investigados o fueron acusados por causas de corrupción.

Los retos de Temer

A Temer le durarán poco las ganas de celebrar.

Con el desempleo en niveles récord (más de 11 millones de personas), la inflación galopante y un gigantesco déficit fiscal, la economía brasileña se contraerá un 3,16% este año, según los datos revelados este miércoles por el Banco Central, que revisó al alza sus previsiones.

El nombre de Temer también saltó en las revelaciones en torno al megaescándalo de corrupción en Petrobras, en varias delaciones hechas por acusados que buscan reducir sus condenas.

El exvice presidente niega cualquier vinculación con la trama y la Justicia nunca ha presentado cargos contra él.

Y también necesitará de gran habilidad para hacer alianzas en el fragmentado Parlamento, mientras carga con la sombra de "usurpador".

"Dilma va a pasar a la historia como una figura ambigua: va a ser vista como una villana del punto de vista de la gestión, fue una mala gobernante, que erró mucho, que no supo dialogar con el Congreso, que es responsable en parte por la economía y todo eso va a ser atribuido a ella", dijo a la AFP, Michael Mohallem, analista de la universidad FGV de Rio de Janeiro.

Pero "también va a haber una lectura sobre el proceso en sí, que fue usado para favorecer a un grupo político, para llevar a Michel Temer y al PMDB al poder de un modo no tan legítimo como serían las urnas", añadió.

En su última presentación como presidenta ante el Senado, esta economista que fue guerrillera marxista en su juventud y sufrió torturas en la última dictadura (1964-1985) se mostró altiva y dijo que solo unas elecciones directas pueden juzgar a un jefe de Estado.

Y señaló que ella será quien quedará "del lado correcto de la historia".

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