La contundente victoria del Partido Republicano en la elección del consejo encargado de redactar una nueva Constitución puso en evidencia el crecimiento de fuerzas conservadoras en Chile, encabezadas por el pragmático José Antonio Kast.
La votación del domingo sonó como una severa advertencia para el presidente de Chile, el izquierdista Gabriel Boric, pero no alteró de momento la relación de fuerzas en el Parlamento chileno, que sigue dominado por la derecha e izquierda tradicionales.
Le entregó sin embargo al ultraconservador Partido Republicano la posibilidad de escribir prácticamente a su voluntad la nueva Carta Magna.
Con 23 de los 51 escaños del Consejo Constituyente, puede vetar cualquier normativa, y si suma pocos votos de la derecha tradicional tiene también la posibilidad de rechazar las leyes aprobadas previamente por el Consejo de Expertos.
Desde 2019 Chile está empeñado en reemplazar la Constitución legada de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990), un proceso de reescritura que incluye un primer intento fallido y al que los republicanos se han opuesto siempre.
Defender ideas
Contrarios al aborto, con un discurso antiinmigrantes y centrado en la seguridad pública, los republicanos lograron sólo en cuatro años convertirse en el partido político más votado desde el retorno a la democracia.
José Antonio Kast fue creciendo desde octubre, cuando pasó a encabezar las preferencias presidenciales de cara a las elecciones de 2025. El sondeo de la encuestadora Cadem le otorgó la semana pasada un 20% de adhesión, seguido de la alcaldesa derechista Evelyn Matthei. Boric, de 37 años, no puede buscar reelección inmediata.
Kast fundó el partido en junio de 2019, tras renunciar a la también muy conservadora Unión Demócrata Independiente (UDI) y colocarse como alternativa a la derecha tradicional. "Dejamos de transmitir las ideas que defendíamos", dijo en su carta de renuncia.
Después de años convulsos por las protestas sociales que estallaron en octubre de 2019, la pandemia, un declive económico y una crisis de seguridad pública y de migración irregular, las ideas de "orden y seguridad" de los republicanos han logradon convencer a gran parte de la sociedad chilena.
"Es un partido de ultraderecha con un proyecto de restauración cultural, que cuestiona fuertemente la dirección que tomó la derecha tradicional de aproximarse a posiciones de centro e incluso tomar algunas ideas de la centro izquierda", explica el cientista político de la Universidad de Santiago, Marcelo Mella.
Aceptar las reglas democráticas
Los republicanos declaran creer en Dios sin adherir a ninguna doctrina religiosa y promueven "la familia fundada en el matrimonio entre un hombre y una mujer".
Califican de "pronunciamiento" al Golpe de Estado que Pinochet lideró en contra del socialista Salador Allende y cuando hablan de su dictadura lo hacen como "gobierno militar".
"Las derechas radicales a menudo se caracterizan por aceptar las reglas de la democracia, pero socavan ciertos principios de ella". Tienen a su vez, la capacidad "de moderar cierto discurso", explica Stéphanie Alenda, directora de investigación de la Facultad de Educación y Ciencias Sociales de la Universidad Andrés Bello.
En América Latina comparten el ultraconservadurismo en materia de valores con el exmandatario brasileño Jair Bolsonaro y el salvadoreño Nayib Bukele. Kast es aún más liberal en lo económico y comparte con el estadounidense Donald Trump la dimensión patriótica, de defensa de los símbolos nacionales y fronteras bajo control.
En Chile, este movimiento surgió como espejo de la radicalización de la izquierda, en un contexto de hastío y descontento social y una mirada muy critica a la incapacidad de la política tradicional de entregar soluciones, según Alenda.
"¿Extremo en qué?"
En su vida política Kast, de 57 años, muy pocas veces pierde la compostura y mantiene siempre una sonrisa pese a las críticas o los ataques que recibe.
"Dicen que soy extremo, pero ¿extremo en qué?", se preguntó en la última campaña presidencial que perdió frente al joven izquierdista Gabriel Boric.
"No tiene la estridencia de un (Javier) Milei o de Bolsonaro. Está muy alejado de esta estridencia en términos de sicología personal", dice Eugenio Guzmán, decano de la Facultad de Gobierno de la Universidad del Desarrollo.
Abogado por la Universidad Católica, está casado hace más de tres décadas con María Pía Adriasola, con quien comparte profesión y tiene nueve hijos.
"Es un liderazgo de ultraderecha que nace de una sensibilidad culturalmente restauradora pero que con el paso del tiempo ha ido dando muestras de un pragmatismo muy fuerte", sostiene Marcelo Mella.
Desde abril de 2022, preside la Political Network for Values (PNFV), una red internacional contra el aborto, donde sucedió a Katalin Novak, presidenta de Hungría.
Santiago, Chile | Basado en AFP |