La ciudad de Bahía Blanca enfrenta una tragedia sin precedentes tras un temporal que ha dejado al menos 16 muertos y 128 desaparecidos.

Más de 1.400 personas han sido evacuadas, y las clases han sido suspendidas hasta nuevo aviso. La angustia crece mientras se intensifican los esfuerzos de búsqueda, especialmente por dos hermanitas de 1 y 5 años, Delfina y Pilar Hecker, arrastradas por la corriente.

El intendente Federico Susbielles expresó su dolor por las víctimas y resaltó la efectividad de la decisión de suspender las clases, afirmando que esto "nos permitió salvar muchas vidas". En un lamentable hallazgo, el cuerpo de un trabajador de la empresa Andreani fue encontrado; él intentó salvar a Pilar Hecker antes de ser arrastrado por las aguas. Las autoridades locales han alertado sobre el riesgo de enfermedades debido a la contaminación por aguas estancadas.

La situación ha llevado a organizaciones como Cáritas y clubes de fútbol a organizar colectas para ayudar a los afectados. Tras el cierre temporal de un centro de donaciones por la presencia de sustancias químicas en una universidad local, la comunidad se une para ofrecer apoyo a quienes lo necesitan.

A medida que el agua retrocede, los daños son evidentes: muchas casas han quedado inhabitables y la población se enfrenta a la incertidumbre.