Con la promesa de marcar un nuevo rumbo en materia de seguridad, Donald Trump anunció que instruyó a las principales agencias federales a reabrir y ampliar la prisión de Alcatraz, clausurada hace más de seis décadas.

"Hoy, estoy dando instrucciones a la Oficina de Prisiones, junto con el Departamento de Justicia, el FBI y Seguridad Nacional, para reabrir una ALCATRAZ sustancialmente ampliada y reconstruida", declaró en Truth Social.

Trump justificó la decisión en la necesidad de enviar un mensaje de firmeza ante la criminalidad reincidente. Según dijo, durante demasiado tiempo el país ha tolerado “delincuentes viciosos, violentos y reincidentes”, por lo que recuperar esta emblemática prisión enviaría una señal clara de “ley, orden y justicia”.

La prisión federal, conocida como “La Roca”, cerró en 1963 por sus altos costos operativos. Su ubicación insular la hacía tres veces más cara que cualquier otro centro penitenciario federal. Actualmente funciona como atractivo turístico, pero Trump propone transformarla nuevamente en cárcel de máxima seguridad.

El plan ha sido duramente criticado por figuras del Partido Demócrata. Scott Wiener lo calificó de “profundamente desquiciado” y un “ataque al Estado de derecho”. Nancy Pelosi, cuya jurisdicción abarca Alcatraz, lo consideró una iniciativa que “no es seria”.

Expertos como Gabriel Jack Chin, de la Universidad de California, subrayan que no hay necesidad de nuevas prisiones, dado que el sistema penitenciario federal se ha reducido un 25%. Para él, esta movida es más un gesto político que una solución real.