La muerte de dos caballos en un evento de 'jineteadas' que se realiza desde hace casi un siglo en Montevideo, desató una polémica entre cultores del espectáculo y defensores de los animales.
Cada año durante la "semana criolla" de Montevideo, decenas de jinetes de Uruguay, Argentina y Brasil montan caballos que no fueron domados, para mostrar su habilidad de mantenerse sobre el potro. Los accidentes han sido múltiples a lo largo de la historia de esta actividad que convoca a decenas de miles de personas.
En un esperado mensaje a raíz de los accidentes ocurridos la semana pasada, el intendente de Montevideo, Christian di Candia, convocó este miércoles a conformar una comisión para debatir "en profundidad" la continuidad de estos eventos, informó el sitio Montevideo Portal.
"Estoy convencido de que hay cambios de paradigmas, que hay cambios de agenda, y que las perspectivas generacionales pesan mucho. Son transformaciones culturales que estamos dispuestos a provocar", sostuvo Di Candia, quien pedirá, según el portal Montevideo, una encuesta para que los ciudadanos opinen.
SIN PUNTO DE ENCUENTRO
Quienes participan de las 'jineteadas' y quienes promueven su desaparición, parecen no tener punto de encuentro.
"La jineteada para nosotros es una tradición de muchísimos años. Tenemos 94 años de jineteada (en Montevideo). Es una tradición de vida, como las corridas de toros" para los españoles, dijo a la AFP Dalton Delgado, capataz del evento.
"Todo lo que signifique espectáculos con animales en el mundo está cuestionado como entretenimiento y vemos año a año cosas que se van dejando como parte de la historia. Las jineteadas en Uruguay, en algún momento, tienen que pasar a ser eso: parte de una historia que muestre que la sociedad evolucionó", resumió el médico veterinario Sebastián Fernández, de la Comisión de Bienestar Animal del gobernante Frente Amplio, que desde hace 30 años controla la alcaldía de Montevideo.
Una sociedad "que entiende que la empatía que uno tiene que sentir con los animales no acepta estas manifestaciones, en las cuales el animal es obligado a soportar este tipo de vejamen solamente para que algunos aplaudan", añadió Fernández.
Los jinetes no lo ven igual. Lo consideran un deporte.
Es el "sexto año que vengo" a cumplir el "sueño de poder llegar, llegar a ser campeón", explica Eliazar Tejeira, de la localidad de Chapicuy, en Paysandú, al noroeste de Montevideo, quien fue consagrado campeón de uno de los estilos de monta (en pelo, sin montura) en 2017.
"Usted viene a una fiesta acá y los caballos están gordos y lo más cuidados", esgrime Tejeira.
"Uno lo hace porque le gusta, porque nació para esto, se siente mucha adrenalina, es lindo", expresó de su lado Luis Alberto Cartagena, campeón del concurso de monta en pelo. Consultado por las críticas, lanzó: "Esa gente no tiene nada que hacer y por eso hace eso".
LA LEGISLACIÓN VIGENTE
Uruguay prohibió por decreto el año pasado las carreras de perros. Sin embargo, existe una ley aprobada en 2006 que considera las "destrezas criollas" como "deporte nacional".
Los promotores de estos 'rodeos' incluyen entre esas "destrezas" a la capacidad de montar un caballo que no fue domado.
A diferencia de la doma que se realiza en el campo, donde el objetivo es amansar al animal con el fin de utilizarlo para trabajo o paseo, las 'jineteadas' generan una reacción violenta del equino que busca derribar al humano que lo monta, provocando piruetas que son aplaudidas por el público.
Estas piruetas y la destreza del jinete son la base del puntaje que un jurado le otorga al participante en esta actividad que es, en definitiva, un concurso con premios.
RESOLUCIÓN MUNICIPAL
Delgado afirma que tiene "esperanza" de que las jineteadas continúen porque hay "mucha" gente a la que le gusta y los "accidentes se tienen cada muchos años".
Pero desde organizaciones locales e internacional por el bienestar animal, el reclamo se hace cada vez más fuerte y la muerte de los caballos les dio aún más legitimidad.
"Uruguay tiene una práctica que se reclamaba que es cultural. (...) La gran discusión es si nosotros como sociedad moderna deberíamos permitir este tipo de prácticas", cuestionó Evelyn Segredo, médica, y consultora de World Animal Protection.
"Los espectáculos públicos con uso de animales están en desuso. Seguimos sin entender por qué Uruguay no se ha actualizado", remarcó al tiempo que dijo que las muertes de animales que ocurrieron son "evitables y prevenibles".
AFP, por Mauricio Rabuffetti / Lidia Pedro