La despenalización de la marihuana en Uruguay contribuyó a expulsar a narcotraficantes del mercado, pero una oferta estatal insuficiente y de débil potencia en las farmacias lleva hoy a una mayoría de consumidores a recurrir al mercado negro.
En 2013 Uruguay hizo historia al convertirse en el primer país del mundo en legalizar y regular la producción y el consumo de cannabis, medida que comenzó a aplicarse hace poco más de 5 años.
Impulsada por el expresidente José Mujica, un exguerrillero, la medida fue presentada como una alternativa a la fracasada "guerra contra las drogas" y ha representado para la economía de Uruguay más de 20 millones de dólares que antes quedaban en manos de narcos.
También ha permitido el nacimiento de una incipiente industria exportadora de marihuana que crece año a año.
La legislación implementó tres mecanismos para adquirir marihuana: el autocultivo, los clubes cannábicos y la compra en farmacias, todos bajo regulación estatal y restringidos a quienes residen en el país, aunque el Parlamento está considerando abrir el mercado a los turistas.
"La regulación de cannabis ha sido más efectiva que la represión en cuanto a golpe al narcotráfico. (La legalización) ha supuesto un impacto de 20 millones de dólares en la economía que antes iban al mercado ilícito", explica Mercedes Ponce de León, directora del Cannabis Business Hub y de la ExpoCannabis Uruguay.
Variedad con más "pegue"
El mercado negro continúa siendo la principal vía para comprar cannabis por la facilidad de la gestión, la variedad del producto y el anonimato.
Por ello, el gobierno propone vender a finales de año cannabis con más "pegue" en las farmacias para atraer un mayor número de consumidores recreacionales al mercado formal.
Hoy en día, solo el 27% de las personas que adquieren esta droga lo hacen de forma legal, según apunta un estudio publicado por el IRCCA que recoge los datos anuales de 2021.
Esta cifra corresponde a las personas registradas en alguna de las tres opciones del mercado regulado, ya sea la compra en farmacias, la membresía en un club cannábico o el autocultivo.
El porcentaje se eleva hasta el 39% si se tiene en cuenta que los compradores comparten o regalan el producto con amigos y conocidos.
Uno de los motivos que más influye en el bajo consumo legal es el bajo contenido de THC de las flores de cannabis que se venden en las farmacias.
"Hay algunos usuarios que reclaman una mayor porcentaje de THC o más variedad y eso conspira contra la eficacia del sistema porque determina que algunos usuarios que podrían comprar en farmacias vayan a otras opciones del mercado regulado o bien al mercado negro", asegura Daniel Radío, secretario general de la Junta Nacional de Drogas.
Pocas farmacias
La falta de stock es otro factor a tener en cuenta. Los usuarios registrados deben reservar hora para la compra de flores de cannabis en farmacias, ya que la oferta no abastece la demanda.
Joaquín, nombre ficticio de un consumidor de cannabis que compra en el mercado negro, explica que "muchas veces es muy difícil conseguir sin sacar hora para ir a la farmacia a retirar la marihuana". "El mercado negro es simplemente tener un contacto, hablarle y en el día, o al día siguiente, coordinar y comprarlo", añade.
Además las farmacias habilitadas son pocas en relación a la población total y persisten las dificultades para acceder al sistema financiero a causa de las legislaciones internacionales.
El problema de los datos también afecta a los consumidores. Para acceder a las tres vías de compra legal hay que registrarse, una medida que algunos prefieren evitar aunque esta información se usa únicamente para el estudio del consumo.
En el caso de los clubes, existe una cifra limitada de socios (entre 15 y 45), y hay incluso una lista de espera para ingresar.
Autocultivo clandestino
"Pulla", apodo que recibe el tesorero y responsable técnico de un club cannábico de Montevideo, explica que la lista de espera "es un indicador de que la demanda no está satisfecha. Hay mucha más gente queriendo acceder al mercado legal que todavía no puede".
La normativa también establece que el acopio de cada miembro no puede superar los 40 gramos mensuales y, en muchos casos, también hay un mínimo. Para que alguien sea socio "nos tiene que asegurar que va a retirar por lo menos 20 gramos de los 40 que podría retirar todos los meses", asegura "Pulla".
Del mismo modo que se ha ido normalizando el consumo, la percepción del mercado ilegal también ha cambiado. Los expertos indican que los mayores abastecedores del mercado son los cultivadores locales.
Agus, nombre ficticio de una consumidora de 28 años, explica que se registró para comprar cannabis en farmacias pero que ahora lo adquiere en el mercado negro a la vez que cultiva sus propias plantas sin estar registrada.
"Yo no lo veo como mercado negro tampoco. Entiendo que es cercano, tiene buenos precios para lo que se vende y no parece que uno esté haciendo uso del narcotráfico", dice. Hay "un amigo o un conocido que te pasa un contacto de alguien que tiene flores y las vende".
Montevideo, Uruguay | AFP |