Carta enviada por el lector JRF

Como ciudadano uruguayo profundamente preocupado por el bienestar de nuestra fauna, me gustaría expresar mi inquietud sobre un fenómeno que hemos estado observando en nuestras rutas: la alarmante cantidad de animales muertos que se encuentran en las orillas de las carreteras, en particular zorros, zorrinos, lagartos, mulitas y otras especies nativas.

Cada vez que viajo por el país, no puedo evitar sentir un profundo pesar al ver la vida silvestre que pierde su existencia de manera tan trágica y evitable. Estos seres vivos son parte integral de nuestro ecosistema, desempeñan funciones esenciales y enriquecen la biodiversidad de nuestra tierra. Sin embargo, su muerte en las rutas no solo representa una pérdida irreparable, sino también un indicador de un problema mayor: la falta de conciencia y respeto por el entorno que compartimos.

Es innegable que el aumento del tráfico vehicular en nuestras carreteras ha traído consigo este devastador impacto en la fauna. Los atropellos no sólo afectan a los animales, sino que también reflejan una desconexión entre la sociedad y la naturaleza. Es fundamental que como ciudadanos tomemos conciencia de la importancia de la fauna silvestre y del papel que desempeñan en el equilibrio de nuestro medio ambiente.

Propongo que se implementen campañas de concientización dirigidas a los conductores, así como la creación de pasos de fauna que permitan a los animales cruzar las rutas de manera segura. Además, sería valioso que las autoridades competentes evalúen la posibilidad de señalización adecuada en zonas de alta fauna, para alertar a los conductores y prevenir estos trágicos accidentes.

Es nuestro deber cuidar y proteger a quienes no pueden defenderse. La naturaleza nos ofrece innumerables beneficios, y es hora de que reconozcamos la importancia de preservar nuestras especies nativas. Apreciemos la belleza de nuestro país y trabajemos juntos para garantizar que futuras generaciones puedan disfrutar de la rica biodiversidad que nos rodea.

Sin más, agradezco la atención prestada a esta carta y espero que mi llamado a la acción resuene en los corazones de quienes comparten esta tierra con nosotros, especialmente de las autoridades nacionales y departamentales.