La justicia uruguaya reafirmó esta semana una condena ejemplar que marca un hito en la lucha contra la violencia de género. El Tribunal de Apelaciones resolvió mantener la sentencia de 30 años de prisión, junto a otros 15 años de medidas restrictivas, para el hombre responsable del femicidio de Tamara Borges, cometido en abril de 2022 en Salto.
El autor del crimen fue hallado culpable no solo por homicidio especialmente agravado, sino también por una serie de delitos adicionales: ultraje público al pudor, abuso sexual sin contacto corporal y omisión a los deberes inherentes a la patria potestad. La pena impuesta fue ratificada tres años después del hallazgo del cuerpo de Tamara, que apareció el 2 de mayo en el arroyo San Antonio, luego de intensas investigaciones basadas en la triangulación de señales telefónicas.
El caso conmocionó al país por su brutalidad. La joven, madre de cuatro hijos y trabajadora sexual, fue llevada en auto por el homicida, quien la asfixió antes de arrojarla desde un puente. La crueldad del acto se agravó por la presencia de la hija del femicida, de tan solo cuatro años, en el asiento trasero del vehículo durante el crimen. Esta circunstancia fundamentó la imputación por omitir sus deberes parentales.
La víctima había salido de su hogar en el barrio Mi Tío la tarde del 28 de abril de 2022, y nunca volvió. Desde entonces, su historia ha sido símbolo del reclamo de justicia por mujeres víctimas de violencia extrema.
Sus hijos, que en aquel momento tenían entre 6 y 9 años, quedaron huérfanos.